Los sones de tus
gestos se acercan
y me dejan las
perlas que brillan
en el invierno
Tus recodos van
gimiendo despedidas
Jazmines espumantes
te ofrecen sus
espejos
Pero en los regazos de
tus vergeles ya
crecieron las algebraicas
flores
Dáme el harapo
de las sombras que
recién heredaste
Comparte conmigo el
Panteísmo de tu
vacío encantado
Los dialectos de sus
musas se escribirán
por siempre en las
ciénagas del
Abismo
Tu despedida serena
me dejó un talismán
sin orfebre
. . . Se extinguirán las
Luces con discreción . . .
sábado, 10 de abril de 2010
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