Niños incipientes
merodean la lluvia
donde germina la
desazón
Los cristales de mis
ancestros se refugian
del Hechizo cuándo
nace
Puertas que se
abren con un
sigilo incierto
Horas que ya están
cautivas en los
angares del
Hado
Mi corazón es
polvareda de vuelos
. . . no me pertenece . . .
Sus latidos aún
tienen el lenguaje
de la Creación
Soy un antiguo
quebranto con sus alas
intactas
Se agotan los
ciclos con sus
ensueños arrogantes
Sofista de una
Vida que ya es
peregrina sin
aliento . -
miércoles, 21 de abril de 2010
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