Luce un ombligo
de oro
pero su sonrisa
ya tiene las pestañas
marcadas
Con pañales vencidos
le ungieron los
límites
No recuerda
si nació o es
una yerta recolectora
de vivencias
Las calles le
abrieron sus puertas
hasta las napas
más imprudentes
El hedonismo sin
tiempo con sus amores
salvajes
le entregó la ternura
a su corazón sin
reservas
Y nacieron las madres
con la vejez de la
tierra y la sabiduría
de sus desplantes
Mas allá del horizonte
natural o sobrenatural
Primitivas muertes
hubieran deseado
su Alma . -
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