Las anchas montañas
se disuelven
con sus parpados
vencidos
El incienso de
una flor
se evapora
con la vejez
de un segundo
Si la luz de
una vela
asistiera inquieta
a participar de mis
actos
Su copa exhausta
justificaría los
agravios
Si pudiera esculpir
la densidad con
las cenizas de
mis manos
Retratar los
objetos con
la exuberante
memoria que
tiene la noche
Inaugurar las
tertulias de
los sentidos
almidonados
Es probable
que el Paroxismo
participara de la
Última Cena
Pero mucho más
poblada . -
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