En el último suspiro
hay un instante que
se inmola en la
beatitud de la
tierra
Los sensibles devaneos
de las palmeras
hoy tienen sólo el
lenguaje de su
especie
La elegante frescura de la
mañana cuándo muestra
el esplendor de sus
jóvenes inventos
Tengo la tibieza de los
colores primarios
Se acumulan las letras
en pinceles repetidos
Vulgar agitación
dónde comulgan los
gregarios
Se disuelve el
fragor que duplicaba
mi alma
Es frágil mi ventana
en el horizonte sin
llamas
La Honorable Cofradía
de las Musas
no siente el temblor
de mis versos
desvanecidos . -
domingo, 16 de mayo de 2010
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