Las trémulas alhajas
del asedio me interpelan
como escarpelos vacantes
en esculturas de
sueños
Ya son añejas las
manos que buscaban
la piel de la bruma
encantada
Se hacen bosques de
hielo los cuadros de
tu morada
Tengo el Cansancio del
Mar con sus deseos
prestados
Cofres que se alejan con
los mercaderes de mi
voluntad
Se alborota la Luna
con tantos desvelos
inmaduros
Cuál de ellos encenderá
la antorcha cuándo
termine el funeral del
Alba
Los albergues de la
Melancolía serán
rocas silenciosas
donde ayunarán
las Cicatrices . -
martes, 11 de mayo de 2010
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