sábado, 27 de diciembre de 2014
PARA NO SE CUANDO
No siento prisa en mi
sonrisa ni en mi
llanto
Sus coloquios son
personales
No se que harán de
mi
Quizás se fugue
alguna historia
verdadera
o se inaugure un
altar con mis
cenizas blancas
La ajetreada sinceridad
de la memoria
puede entregarme
a un abanico de
tristezas
Mi corazón no tiene
cuerpo
se entregó a la misma
sangre que vertía
No quiero el abrazo
póstumo
de las llamas cuando
me despidan
Lo tomaría como el mayor
de los obsequios
Y la entrega de alguna
mujer que se atreva
a quemar sus labios
Que mis libros
azucen las llamas
doradas
Algún albacea
los convertirá en
espejos
A los que siempre
he tratado de
ignorar
Sacralizar a mis
víctimas
de los horizontes
negados
Por la confusión
de haber
existido . -
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