lunes, 14 de octubre de 2013

LA INEFABLE NATURALEZA


  Hay silencios que no puedo gobernar

  Varado en medio de un monte
   siento las lenguas humillantes
   de la desolación 
   Las estrellas esconden sus caras
   Los arbustos y la piedras
   baqueanos del lugar
   me dirigen a su desconfiada
   indiferencia

   Mis sentidos incompletos se manifiestan
   en su total insolvencia
   No encuentro mi sillón en ese
   arcaico submundo
   ni copas rasguñadas
   tras los rastros de
   botellas que no existen
   Gigante frío y recoleto
   como un museo

   Simples son las proezas de
   mi mente

   Se puede sobrevivir con
   esa escasez de recursos 
   Los espejos aunque no 
   los mire me delatan

   Sentir que mis versos
   están envueltos de auroras
   Desear que la luna demore
   el amanecer
   Hasta que mis víctimas sean
   desempolvadas de sus
   escasas luces

  Los transidos aportes
  de mi oratoria solo 
  sirven para deprimir
  a mis huesos

  Necesito una leyenda
  que pueda dormir mientras
  mimetizo sus hábitos 

 Mi vida es apócrifa . -      
        

  
   

  
   

No hay comentarios: