No midas mi abrazo con
prudencia protocolar
Siente que mi sangre
está tiznada de sueños
y puedo transmitirte
un futuro sin sombras
Lejos de entender las
súplicas del abismo
me recuesto en su
lecho para exumar
las heridas de mi sino
y sacralizar a las
albas que me ignoraron
No creo haber
envejecido a mis
sentidos
Ellos se esconden
en las lunas malheridas
En las sales que
sobran de mis
ojos
Tantas lágrimas
que se derrochan
honestamente
Las anclas suplican ser
parte de las
turbulencias de la vida
Y nuestros gestos
quieren detenerse
en algún laberinto
La piedad por los
hombres tiene sus
máculas cubiertas
Basta que seamos
utópicos e insurgentes. -
viernes, 6 de septiembre de 2013
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