En los andenes
no hay más
que refugios
de mentiras
repetidas
Vacilaciones de
manos que
alucinan memorias
de soles
Huellas uniformes
que se retraen y embelesan
las voces de los
años que no
se declaran
insanos
Lumbre
inmolada en
el patíbulo
de la locura
Dulces tinieblas
corrigen los
borradores de sus
raíces
desencantadas
En un silencio
de amor
los gregarios
presagios
Dejarán que
también
declare la
Luna . -
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