Callejones que se
heredan sin
sangre
Cántaros de almas
sólo fueron sirenas
de su propio
olvido
Perennes coronas
acarician nuestros
pasos
Nunca descubriremos
el marfil de
su lenguaje
Ni la densa
alcurnia de
sus reinos
invisibles
Hijas del Hado
serán las
coreutas del
viento
Aliviarán las
planicies de
nuestros desvelos
Llenarán de matices
la orfandad de alguna
aurora
Pero sus manos
de sal sólo se
funden con los
vestigios . -
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