Aquelarres de gestos
lograron disuadir a los
fulgores esquivos
El intelecto del
Silencio dejó
que sintiera la
ingravidez de mi
Mente
El andrógino gemido
de la Culpa
es un lánguido
rasguño de alguna
pluma olvidada
Las espinas con sus
fragancias se
ocuparán de mis
Sentidos dormidos
Soy Ruego en las
sufridas medianeras
donde no nacen los
Sueños
Se repite el
antojo de las Veredas
tiznadas
Los crisoles de la
Suerte siempre
se olvidan de
algún Verso
Páramo de Autistas . . .
Y las Lenguas milenarias
de tanta Sangre
que no alcanza
"Ya las distancias se
durmieron en mis
manos" . -
lunes, 14 de junio de 2010
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