El Rubí de tu sangre
está rodeado de
espejos
Tus Mieses sin dueño
me guiaron hacia
la Herida Invisible
El recuerdo y el
olvido con sus
humildes preseas
que nunca llegan
al cielo
La indolente geografía
de la rutina que
sólo sabe de
fronteras
Cuándo se aturden
los sentidos mientras
las gélidas manchas
de la noche ya
descansan siendo
flores
La insolvente caricia
de un beso en
la mejilla enamorada
de un amante
Aunque postrada
mi alma sobre
sus hierbas de
Agosto
Una vez liberada
deja en los espejos
las siluetas de los
Planetas que sufren
en silencio . -
domingo, 25 de abril de 2010
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